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El desafío que tenemos como país

Si bien el envejecimiento de la población es un indicador de desarrollo que refleja el mejoramiento de las condiciones de vida que permiten que los chilenos puedan vivir más, urge comenzar hoy a preparar al país para hacerse cargo del desafío que significa esta nueva realidad demográfica.

Chile es el país de Latinoamérica que envejece más rápido. Actualmente es el segundo país más envejecido de la región y su población de personas mayores se ha duplicado en los últimos 20 años, tal como lo señala el Servicio nacional del adulto mayor, SENAMA, correspondiente a un 16,2% total de la población del país de personas mayores de 60 años o más. Por si esto no fuera poco, para 2025 se espera que en Chile los mayores de 60 años superen a los menores de 15 años

Para la académica Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello, Solange Martínez, uno de los grandes desafíos que se presentan en materia de salud del adulto mayor, es el diagnóstico, tratamiento y cuidado de las personas con demencia. Unos 35 millones de personas en el mundo tienen hoy algún tipo de demencia, cifra que se duplica cada 20 años, proyectándose en 135 millones al año 2050. Se espera que la prevalencia de la demencia aumente en alrededor del 50% en los países de altos ingresos para el año 2030, y casi el 80% en países de medianos y bajos ingresos (ADI, 2013). En Chile hay 200 mil personas con demencias y para el año 2050, se pronostica un incremento a 800 mil.

La especialista detalla que la demencia es una condición adquirida y crónica, caracterizada por un deterioro de diversas funciones cerebrales, sin distinción de sexo y situación económica, que se acompaña de síntomas cognitivos, psicológicos y cambios conductuales. Estos síntomas repercuten en la capacidad de las personas para llevar a cabo sus actividades habituales, pudiendo requerir apoyo de terceros e incluso comprometer su autonomía y participación familiar y social.  Las demencias se asocian a discapacidad, dependencia y morbimortalidad y ocupan el tercer lugar de AVISA en los mayores de 65 años y constituye la 6ª causa especifica de muerte.

Realidad país

El Plan Nacional de Demencia del Ministerio de Salud estima que el 1% de la población total presenta algún tipo de demencia, concentrándose fuertemente en las edades más avanzadas de la vida. La de más alta prevalencia es el Alzheimer, de aproximadamente un 60%, luego viene lo que sería la de tipo vascular y las demencias mixtas, esta última es una asociación entre ambas. La diferencia entre una y otra sería la forma en cómo van evolucionando.

La Enfermedad de Alzheimer (EA) clínicamente se expresa como una demencia de comienzo insidioso y lentamente progresiva, que habitualmente se inicia con fallas de la memoria reciente y termina con un paciente en situación de cama y totalmente dependiente para realizar actividades de la vida diaria.  En relación con el lenguaje y la comunicación, las personas que la padecen presentan también alteraciones ya que, a medida que la enfermedad evoluciona, se alteran aspectos como la repetición, la comprensión, la nominación, la copia, la lectura y la escritura.  La persona afectada además va a presentar alteraciones de la comunicación a nivel social, puesto que va a comenzar a utilizar frases cortas, evidenciando un léxico reducido, presentará circunloquios, estereotipos, perseveraciones y fallas en la memoria.

 

La incidencia de la EA aumenta con la edad; excepcional antes de los 50 años, se puede presentar en 1 o 2% de los sujetos de 60 años, en 3 a 5% de los sujetos de 70, en el 15-20% de los sujetos de 80 años y en un tercio o la mitad de los mayores de 85.

En relación a estudios realizados se ha determinado que es más frecuente en la mujer que en el hombre. Esto se debe a que entre los adultos mayores sobreviven más mujeres que hombres; también podría influir la carencia de estrógenos en la mujer postmenopáusica.  Además, se ubica en niveles socioculturales bajos y en población rural, los que constituyen determinantes sociales de esta condición de salud.

“Los epidemiólogos han observado que en los pacientes con EA son frecuentes antecedentes como presencia de la apolipoproteína E4, patología tiroidea, enfermedades cardiovasculares, baja escolaridad, también es frecuente la presencia de síndrome de Down en la familia. Cuando es hereditaria, es autosómica dominante. Hasta la fecha se ha descrito EA familiar con mutaciones en los cromosomas 22, 14 y 1”, explica Martínez.

¿Puede prevenirse la demencia?

Actualmente en los centros de salud familiar, CESFAM,  se han impulsado programas preventivos que promueven la funcionalidad física y cognitiva de las personas, como lo es el Programa Más Adultos Mayores Autovalentes, que permiten promover un proceso de envejecimiento activo y positivo, vivido con calidad y autonomía, impactando en la aparición y progresión del deterioro.

Desde el año 2015 se han implementado los centros diurnos para personas que viven con demencia y sus familias, uno de los componentes esenciales del modelo de atención, y el programa de atención a la dependencia que permite entregar asistencia y cuidados paliativos para enfrentar la enfermedad y la muerte de mejor manera.

“A nivel fonoaudiológico, las evaluaciones tempranas realizadas en personas con estas características se enfocan en una terapia centrada en los aspectos comunicativos, con el objetivo de mantener, activar y/o rehabilitar el lenguaje, habla, voz y deglución, incorporando al paciente tempranamente a su medio social”, agrega.

Durante el proceso terapéutico, el fonoaudiólogo utiliza estrategias de compensación o reactivación con el usuario, según sea el caso, ya que la patología presenta variaciones en los componentes lingüístico-comunicativos, debido a que el lenguaje está mayormente afectado, comprometiendo tanto la pragmática como el nivel semántico.

Por otro lado, -detalla la académica- el terapeuta utiliza distintos tipos de intervención dependiendo del grado y la severidad de la patología, tales como la facilitación (ayuda al paciente a enfrentar las problemáticas que presenta), reaprendizaje (reeduca en las actividades de la vida diaria), reorganización (trabaja con lo que el paciente ya tiene incorporado) y la adaptación (incluye estrategias en las que se adapta el medio externo para facilitar el desempeño del paciente).

La importancia de la detección e intervención temprana permitirá trabajar desde un enfoque biopsicosocial con el Usuario, además de entregar asesorías y educaciones a los cuidadores, familiares o tutores, contribuyendo a mantener la calidad de vida de las personas diagnosticadas con Enfermedad de Alzheimer o cualquier otro tipo de demencia a fin de mantenerlos funcionales y autovalentes por el mayor tiempo posible.

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