La población está envejeciendo a pasos agigantados y este aumento en la prevalencia de personas mayores de 65 años, trae consigo el aumento de pacientes con múltiples comorbilidades y a su vez, múltiples tratamientos farmacológicos.
El cuidado de los pacientes con alta comorbilidad se ha convertido en todo un desafío para los sistemas de salud, ya que esta población es especialmente vulnerable a las reacciones adversas a medicamentos (RAM).
Definimos polifarmacia como la utilización de 5 o más fármacos. Esta polifarmacia puede ser adecuada si: (a) todos los fármacos se prescriben con el propósito de llegar a objetivos específicos; (b) los objetivos terapéuticos propuestos son razonables; (c) el tratamiento ha sido optimizado para disminuir al máximo las posibilidades de RAM y (d) el paciente comprende cómo tomar su medicación.
Por otro lado, la polifarmacia es inapropiada si uno o más fármacos de los que se han prescrito no se necesitan ya sea porque: (a) no tienen indicación basada en la evidencia, la indicación ha caducado o la dosis propuesta es innecesariamente alta; (b) uno o más medicamentos no logran el objetivo terapéutico que se pretende lograr; (c) uno o la combinación múltiples fármacos causa RAM inaceptables o (d) porque el paciente no quiere o no puede tomar los medicamentos según lo indicado.
Estudios han demostrado que el 50% de los pacientes que toman 4 o más medicamentos, no los toman según lo previsto.
Se estima que el 30 % de los ingresos hospitalarios en personas mayores de 65 años se debe a RAM, entre ellas las más frecuentes son mareos, confusión, letargo y caídas.
Sabemos que hay medicamentos inadecuados en la mayoría de las personas mayores y por eso los consideramos de alto riesgo. Ejemplo de ellos son las benzodiacepinas como el clonazepam o alprazolam, los que suelen causar somnolencia, caídas y deterioro cognitivo, además de adicción.
El manejo de la polifarmacia es de suma importancia, sobre todo para aquellos profesionales que trabajamos con personas mayores, por eso debemos mantenernos actualizados y acudir a las guías que pueden brindarnos mayor información al respecto como los Criterios de Beers, los criterios STOPP/START o la Lista PRISCUS, entre otras.
Ante la presencia de polifarmacia, una valoración geriátrica integral (VGI) puede ayudarnos a categorizar a nuestros pacientes y elegir el tratamiento idóneo para cada uno de ellos, viéndose especialmente beneficiados aquellos que usan 10 o más fármacos, aquellos con una baja expectativa de vida o aquellos con fragilidad.
Dra. Tahía Álvarez Droguett
Geriatra